El yoga, una práctica holística que combina el ejercicio físico, el control de la respiración y la meditación, ha ganado una inmensa popularidad a lo largo de los años debido a sus numerosos beneficios para la mente, el cuerpo y el alma. Una de las posturas fundamentales del yoga es la Postura del gato, también conocida como Marjariasana.
¿Qué es la Marjariasana?
La Postura del gato es una asana de yoga sencilla pero poderosa que se asemeja a los movimientos de estiramiento y arqueamiento de un gato. Consiste en ponerse a cuatro patas, alinear las muñecas bajo los hombros y las rodillas bajo las caderas, y utilizar la respiración y el movimiento para fluir entre las posiciones redondeadas y arqueadas de la columna vertebral.
En sánscrito, «Marjari» significa gato, y «asana» significa postura. Esta postura ayuda a estirar y fortalecer toda la columna vertebral, al tiempo que masajea los órganos de la cavidad abdominal. A menudo se combina con la Postura de la Vaca (Bitilasana) como una secuencia fluida para fomentar la flexibilidad y la coordinación muscular.
Los beneficios de practicar la Postura del gato
La postura del gato ofrece innumerables beneficios para el cuerpo y la mente:
En primer lugar, la práctica regular de la Postura del gato mejora la flexibilidad de la columna vertebral al estirar y movilizar suavemente toda la longitud de la columna. Ayuda a aliviar la tensión y la rigidez de la espalda, reduciendo el riesgo de desarrollar dolor lumbar crónico.
Además, mientras fluyes por las posturas redondeadas y arqueadas de la Postura del gato, realizas un suave movimiento rítmico combinado con una respiración consciente. Esta combinación ayuda a relajar la mente, liberar el estrés y fomentar la calma interior.
Por otro lado, la Marjariasana estimula el sistema digestivo, favoreciendo una mejor digestión y asimilación de nutrientes. También masajea los órganos de la cavidad abdominal, mejorando su funcionamiento y la salud intestinal en general.
La práctica regular de la Postura del gato también fortalece los músculos del tronco, incluidos los abdominales y los de la espalda. El fortalecimiento de estos músculos mejora la postura, la estabilidad y sostiene la columna vertebral.
Por último, la coordinación consciente de la respiración y el movimiento en la Postura del gato fomenta una mayor conciencia mente-cuerpo. Esto ayuda a desarrollar la conciencia del momento presente y una conexión más profunda con uno mismo.
La Postura del gato o Marjariasana ayuda a aliviar la tensión y rigidez de la espalda.
Los pasos para practicar la Postura del gato o Marjariasana
Para practicar la Postura del gato, sigue estas instrucciones paso a paso:
- Comienza a cuatro patas, con las manos bajo los hombros y las rodillas bajo las caderas.
- Busca una posición neutra de la columna asegurándote suavemente de que la cabeza, el cuello y la espalda están en línea recta.
- Inhala profundamente, llenando los pulmones, y al exhalar, redondea la columna hacia el techo mientras metes la barbilla hacia el pecho.
- Mantén esta posición redondeada durante unos segundos, sintiendo el estiramiento a lo largo de toda la columna.
- En la siguiente inhalación, levanta los huesos del asiento hacia el techo, baja el vientre y arquea la espalda para crear una forma cóncava.
- Mantén esta posición arqueada durante unos segundos, sintiendo el estiramiento en los músculos abdominales.
- Fluye entre estas dos posiciones, sincronizando la respiración con el movimiento. Exhala al redondear la columna e inhala al arquear la espalda.
- Repite esta secuencia durante varias rondas, aumentando gradualmente tu conciencia del movimiento y el estiramiento.
Consejos para practicar con éxito la Postura del gato
Para aprovechar al máximo tu práctica de la Postura del gato, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Concéntrate en tu respiración: Coordina tus inhalaciones y exhalaciones con el movimiento, dejando que la respiración guíe tu flujo.
- Comienza despacio: Empieza con movimientos suaves, aumentando gradualmente la profundidad del estiramiento con el tiempo. Escucha a tu cuerpo y evita el sobreesfuerzo.
- Modifica según sea necesario: Si tienes alguna lesión en la espalda o en las muñecas, modifica la postura practicándola sobre los antebrazos o utilizando apoyos.
- Adapta la postura a tu cuerpo: Ajusta la anchura de las rodillas o de las manos para encontrar una postura cómoda que se adapte a la estructura única de tu cuerpo.
Incorporar la Postura del gato a tu práctica habitual de yoga puede desbloquear toda una serie de beneficios para tu bienestar físico y mental. Tanto si eres principiante como un yogui experimentado, esta postura ofrece una forma suave y eficaz de nutrir tu cuerpo y encontrar el equilibrio interior.
Recuerda que la Postura del gato es sólo un aspecto del vasto mundo del yoga, y que explorar otras posturas puede profundizar aún más en tu práctica. Siéntete libre para experimentar y encontrar las variaciones que mejor se adapten a ti.
